Un grupo de estudiantes y profesores se embarcó en un viaje a El Salto, Durango, con el objetivo de reafirmar la teoría de Albert Einstein sobre la curvatura de la luz alrededor de grandes masas. Einstein había concebido la idea y propuesto un método para comprobarla: observar las estrellas cercanas al Sol durante un eclipse solar total, cuando la luz del Sol no las eclipsa por completo.
El experimento original fue llevado a cabo en 1919 por los astrónomos británicos Sir Arthur Eddington y Frank Dyson, quienes durante un eclipse solar total en Brasil y África Occidental, lograron captar la desviación de la luz estelar predicha por Einstein. Este hito catapultó la teoría de la relatividad al reconocimiento mundial.
En un intento por replicar y mejorar este experimento, un equipo liderado por Dittrich, Borrero Echeverry y varios estudiantes y docentes de la facultad se prepararon meticulosamente para la ocasión. Su objetivo era capturar imágenes detalladas de las estrellas que se encuentran en la "zona prohibida" cerca del Sol, donde la intensa luz solar dificulta su observación.
Aunque varios intentos previos habían fallado debido a diversos problemas técnicos y condiciones climáticas adversas, el equipo de Dittrich estaba equipado con la última tecnología y un plan meticuloso. Con telescopios de alta resolución y cámaras desplegadas en México y Texas, esperaban recopilar millones de puntos de datos para obtener una imagen nítida de la zona prohibida.
El equipo enfrentó varios desafíos durante la preparación, desde problemas técnicos hasta la incertidumbre del clima. Sin embargo, su determinación y dedicación les permitieron superar estos obstáculos y lograr un resultado prometedor. A medida que se acercaba el momento crucial del eclipse, la emoción y la expectativa crecían entre los miembros del equipo.
Finalmente, dieciséis horas antes del eclipse, los telescopios detectaron la desviación de la luz estelar con una precisión sin precedentes, lo que sugería que estaban a punto de presenciar un resultado histórico. Con el tiempo contando hasta el momento del eclipse, el equipo esperaba ansiosamente para ver si su esfuerzo y preparación darían sus frutos y confirmarían una vez más la genialidad de Einstein.