Miami, Estados Unidos – El primer ministro de Haití, Ariel Henry, asumió el cargo en medio de protestas y con el respaldo total del gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, llenando el vacío dejado por el asesinato del presidente haitiano en 2021. Sin embargo, casi tres años después, el control de Henry sobre el poder se encuentra en una situación precaria, y Estados Unidos enfrenta decisiones difíciles mientras busca evitar que el país caiga en el caos.

"Lo arruinaron totalmente", comentó James Foley, diplomático jubilado y exembajador de Estados Unidos en Haití, sobre el apoyo del gobierno de Biden a Henry. "Ellos llevaron la situación hacia su propia perdición. Es el fruto de las decisiones que tomamos".

Henry ha estado viajando por el mundo durante los últimos 10 días, desde América del Sur hasta África, pasando por Nueva York y ahora en Puerto Rico, en un intento por negociar su regreso a Haití, que parece cada vez más improbable.

El vacío de poder se ha agravado por la retirada casi completa de la policía de instituciones clave del Estado y por la fuga masiva de cientos de criminales violentos de las dos prisiones más grandes del país durante el fin de semana.

Haití sigue paralizado después de otra noche de ataques contra estaciones de policía y otros objetivos por parte de grupos armados que exigen la renuncia de Henry. El primer ministro interino ha impuesto un toque de queda nocturno hasta el domingo, pero ha sido poco respetado.

Monique Clesca, escritora haitiana y miembro del Montana Group, una coalición de líderes civiles, empresariales y políticos, culpó al obstinado apoyo de Estados Unidos a Henry por el deterioro de la situación. El grupo aboga por reemplazar a Henry con un comité supervisado de tecnócratas no políticos para restaurar el orden y preparar el camino para las elecciones, pero hasta ahora, Henry no ha mostrado ninguna disposición a ceder el poder.

La gobernanza de Haití ha empeorado considerablemente desde que Henry asumió el cargo, con un aumento significativo en la violencia y la inestabilidad. Más de 8,400 personas fueron asesinadas, heridas o secuestradas el año pasado, y aproximadamente la mitad de los 11 millones de haitianos necesitan ayuda humanitaria, según la ONU.

A pesar del caos, Estados Unidos ha apoyado firmemente a Henry. "Él está dando pasos difíciles", dijo Brian Nichols, jefe de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, el año pasado. Sin embargo, muchos cuestionan la efectividad de este apoyo, y algunos argumentan que Estados Unidos ha sido parte del problema en Haití durante demasiado tiempo.

En el pasado, Estados Unidos ha intervenido en los asuntos de Haití, temeroso de un país independiente y libre que podría inspirar revueltas de esclavos en Estados Unidos. La intervención más reciente ocurrió en 2004, cuando el gobierno de George W. Bush envió tropas después de un golpe de Estado que derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide.

La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, defendió el enfoque de Estados Unidos hacia Haití, destacando el objetivo a largo plazo de estabilizar el país para que los haitianos puedan celebrar elecciones. Sin embargo, la efectividad de este enfoque sigue siendo cuestionada, y muchos creen que es hora de que Estados Unidos se aparte y permita que los haitianos resuelvan sus propios problemas.

Aunque algunos expertos como James Foley reconocen la renuencia de Washington para enviar tropas a Haití, argumentan que podría ser necesario un pequeño contingente de seguridad estadounidense para crear las condiciones para que las fuerzas internacionales tomen el control y restauren el orden.

Sin embargo, dado el historial de intervenciones extranjeras en Haití y la complejidad de la situación, muchos tienen dudas sobre si otra intervención estadounidense ayudará a estabilizar el país o solo empeorará las cosas aún más.

By Lic. IRENO BAEZ

Soy Abogado de los tribunales de la Republica Dominicana, periodista con el compromiso de llevar la verdad sin intermediario.

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